viernes, 4 de noviembre de 2016

RRPP de mi empresa, primer intento

Aviso a Navegantes (o “buenos días a todos”):

Como en años anteriores, se están iniciando ya los preparativos para los eventos de las fiestas que nos esperan, como la lotería de Navidad (que no me concierne) o la ya clásica comida navideña/sección NA. Para este último evento, al que estáis todos invitados, se quiere comenzar a organizar convenientemente en tiempo y lugar.  A iniciativa de la Unidad Secreta del Comité de Festejos (USCF, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia), os invito a participar en el proceso de decisión y especialmente a acudir al evento, que un año más promete ser a la par divertido, distendido y DSANAfadado.

Para facilitaros las cosas, incluyo una lista de preguntas frecuentes:

-      ¿Quién puede apuntarse? ¿Cómo sé si estoy invitad@?: muy fácil. Estás en copia de este correo, o en copia de una copia.

-      ¿Cómo debo hacer para apuntarme? Avisar. Al originador del correo estaría bien, o a cualquiera que se ofrezca a tal fin (vacante disponible, N3.1416, sueldo a convenir, improductividad).

-      ¿Y si no puedo ir? ¿Cuándo será? Claro que puedes. Si te interesa enormemente elegir la fecha, puedes hacerlo a través del siguiente enlace

Si no te interesa tanto, puedes consultar las fechas posibles en el mismo enlace. Si no te interesa en absoluto, siempre puedes pinchar en el enlace y elegir la fecha que no le viene bien a esa persona de la Agencia con la que no deseas compartir una comida navideña. Eso sí, esta última opción atenta contra el buen espíritu y el compañerismo imperante en estas fechas y, de detectarse, será censurada por parte del Fantasma de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Ojito.

-      ¿Hasta cuándo puedo apuntarme? Por confirmar (o TBD, como dicen en la industria). No obstante, a partir del día que señalo en rojo más adelante se comenzará a fijar hora y lugar, y es necesario saber una estimación muy aproximada del número de comensales.

-      ¿Hasta cuándo puedo elegir fecha? Hasta AYER. O, para ser justos, hasta el próximo día 11 de Noviembre.

-      ¿Dónde será? Una vez decidida la fecha, los técnicos especialistas  del cuerpo de usuarios de restaurantes de la zona propondrán diversos sitios (TBD), siempre dentro de unos parámetros de proximidad/precio/aforo acordes a las necesidades.

-      ¿Será gratis? NO. Cada uno se paga su parte, pero la compañía es impagable y es un plus. Además del precio de la comida, ten previsto, si te interesa, lo que pueda surgir después.

-      ¿Cuánto dura? Todo lo que quieras. Después de comer, el que quiera y pueda puede continuar la celebración en el clásico karaoke-NA, en un banco en la calle o lo que proceda…

-      ¿Me acordaré? Seguro. Espero.

-      ¿Se acordarán? Dalo por hecho.

-      ¿Lo pasaré bien? Claro que sí.

-      ¿Me lo recomiendas? Por supuesto.


-      ¿Por qué? No lo sé, yo no he ido nunca J

martes, 25 de octubre de 2016

Complejo hospitalario

La operación de la eAbuelita ha ido bien. Aceptablente bien. Comenzó con un paseo en camilla a lo ”fórmula 1”. Con las prisas, casi se me pasa despedirla y desearle que todo fuera bien. Entró a quirófano por la puerta grande, y ahí se quedó eMamá, contenta y sola. Pero lo que prometían ser varias horas de tranquila espera pronto se convirtió en un sarao de movimiento: a la media hora llegó a acompañarme la “amiplasta resonante”.


Antes de seguir debo decir que eAbuelita se rodea de multitud de amigas, categorizadas en normales, fanáticas y “amiplastas”. Estas últimas (en combinación con las segundas), son las más peligrosas.


Pues bien, una de ellas, bajo el lema “soy su amiga, hago lo que quiero”, se parapetó tras el bolso en la sala de espera de quirófanos. Pasadas tres horas (la intervención estaba programada para unas cinco), la cosa empieza a ponerse interesante: “Es muy tarde. No sabemos nada”. Y eMamá: “Que no, amiplasta. Que aún nos queda. Aguanta hasta las tres”. A las tres, “amiplasta” ya había ido cinco veces al control de enfermería, había hecho unas diez llamadas telefónicas y me había atosigado otras tantas veces.


A las cuatro, eMamá estaba nerviosa.


A las cinco, la cosa estaba tan tensa que ePapá se ofreció a venir de retén para paliar mis fogosos deseos de atizarle un bofetón.


Al fin, nueve horas y media después, salió el médico. El cirujano de mi madre es muy alto, muy serio y muy rodeado de un enigmático halo de misterio para revestirse, si cabe, de un mayor interés. Tras las pertinentes informaciones, podemos visitar a eAbuelita en la “REA”(nimación).


La “REA”(nimación) levanta a un muerto. Es un luminoso local lleno de lucecitas, pitidos, silbidos y enfermeras. En ocasiones se vislumbra algún paciente. Allí nos personamos, ante eAbuelita, que lucía un estupendo cableado. A la enfermera: “ Perdone, ¿ésta es mi madre?” “Sí, señorita.” “Y se puede tocar o provocaré un cortocircuito?” Y en ese plan.


eAbuelita abre los ojos, sonríe y dice… “mi páncreas”. Afortunadamente estamos informados de la magnitud de la intervención y podemos confirmar que sigue en su sitio, en toda su dimensión.
A continuación, eAbuelita prosigue: “los doctores estarán cansados”. Seguramente, sí. Han sido cinco horas y pico de operación. No obstante, la cantidad de artilugios que entran y salen de mi madre por diversos lados dan a entender que A) los doctores han estado francamente entretenidos y B) ésa no debería ser la mayor preocupación de la paciente.


La estancia en la REA fue breve. Al día siguiente eAbuelita y todos sus conductos bajaron a planta. Una cariñosa enfermera nos presenta los rudimentos básicos: “su cama, su armario… Si necesitan algo, aquí está el botón para llamar.” Para llamar. Para llamar, ¿a quién? ¿Al fontanero? Mi madre lleva más tuberías instaladas que la calefacción de un edificio. Entre entradas y salidas, contabilizo lo menos diez. Tiene puesta, incluso, una “pera limonera” que aquí profesionalmente se conoce como “bomba del dolor”. No explota, afortunadamente, pero por las noches sisea cual serpiente. Y, entonces, la paciente alucina colorines.


Pasado un tiempo (aproximadamente treinta minutos) desde que se conoce la feliz noticia de su bajada a planta, la habitación 421 comienza a conocerse popularmente como “la secta”. No hay más fanáticas por metro cuadrado porque, literalmente, no caben. Y es que este otro tipo de amiga de eAbuelita es el que más abunda. El tipo de persona que, de cada cuatro palabras que utiliza, incluye en cinco algún angelote, manos en oración, halos de santidad o cosas más elevadas. Para los humanos de a pie, con religión “a nivel de usuario”, como diría mi prima, atender teléfonos y visitas fanáticas a un ritmo de cien diarios es un esfuerzo sobrehumano. Aquí se ve de todo. Un día eMamá, harta de esta marea de peregrinación, coloca un cartel con el camarote de los hermanos Marx en la puerta. Desgraciadamente, el único en pillar la indirecta es el interesante, alto y misteriosamente enigmático cirujano. Afortunadamente, se alía secretamente con eMamá y no pone objeciones.


Han transcurrido 21 días y hemos vivido de todo. Noches de insomnio, ronquidos, ligoteos, cuatro compañeras de habitación, visitas en busca de piso de alquiler,... No sabemos el tiempo y las situaciones que aún nos depara el hospital. Pero estaré deseando contarlas.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Abre la Mumralla

Hace unos días “madrugamos” inspirados (en una rareza poco habitual, de ésas que sólo se dan al final de las vacaciones, nos levantamos los cinco más allá de las ocho), y en un minuto tonto decidimos hacer turismo urbano. O más bien lo decidió por nosotros esa manía que tienen los pueblos de tener una fiesta de guardar durante la época estival. Puesto que nuestro principal destino permanecía cerrado, decidimos estirarnos y llevar a los eNanos a (re)conocer Ávila.

La carretera (nacional) es un trayecto que a mí me encanta, atravesando bosques espesos, puertos deshabitados, áridos altos y ventosos despoblados casi de vegetación, altísimos puentes sobre ríos perdidos... Toda una aventura que bien podría ser propia de una ruta de reconocimiento castellano a la que por analogías básicas llamaré “Qué-zagal”.

Iniciamos viaje sin mayores complicaciones, aunque eMamá y los puertos tienen un contratiempo inevitable: marear perdidamente a eBichita, que a las tres curvas ya llevaba cara de pocos amigos. O ninguno. No obstante resistió bien la cosa.
Superado el primer puerto, empiezan los gritos de sorpresa: “un puente, ¡qué alto!” (reprimo las ganas de explicarles qué es el puenting y por qué se practica ahí, por si algún día desean que les realice una demostración práctica, y me limito a orientarles entre los recodos del lejano río: “tras esa ladera, un pueblo. Tras la otra, otro”). Al minuto la carretera cambia de horizonte: “¡un bosque!” exclama encantado eHijo. eBebote reconstruye la frase anterior adecuadamente: “un bosque encantado”. Quizá no le falte razón, es uno de esos bosques de tupidos pinos que se elevan a ambos lados de la carretera y te impiden discernir otro paisaje. En horas poco centrales del día, la carretera en esos tramos permanece sombría y uno parece a merced del primer habitante del bosque que se aventure en el asfalto. En nuestro caso, ante nosotros, lo que aparece es un semáforo. Esto sí que es nuevo. O sí que está encantado el lugar, ¿quizás sea un intrépido turista reconvertido por arte de magia de un hada malvada? Para mi alivio, se trata de un artilugio portátil que emplean en unas obras en la calzada. Seguimos trayecto.

No transcurre mucho tiempo cuando alcanzamos una rotonda de esas que te indican que estás en las proximidades del único pueblo que hay en las inmediaciones por el método de colocarse en mitad de tu camino (con la consiguiente reducción de velocidad), señalizar que hay una población y, por si ha quedado poco patente, colocar a modo de escultura el cortísimo nombre de la localidad de manera gigantesca con letras más grandes que mis hijos… “las navas del marqués” (todo así, con minúsculas, porque una mayúscula sobresaldría casi por encima de los bosques de pinos, o porque habría que balizarla para los aviones, no sé qué es más probable). “Mirad niños”, empiezo a entonar en modo dulce-abuelita, “ahí es donde mamá tomó su primer vaso de leche” (esto se lo contaré cada vez que pasemos por esa glorieta, igual que he hecho con su padre toooodas las veces, e igual que a su vez hizo mi padre conmigo, toooodas las veces; es una historia que me encanta: breve, escueta, fundamental). “Quiero vomitar” responde lastimera eBichita. (¡¿?! ¡No era una historia tan mala!) En realidad no es tanto el efecto de mi anécdota minimalista, sino los 180º de ruta turística por el pueblo y su rotonda de entrada los que han descolocado finalmente el estómago de mi hija. Quizás mi conducción nada temeraria pero exigente haya influido algo, también. Sólo quizás. Su padre, aleccionado por situaciones anteriores con finales nada narrables, le suministra con admirable eficiencia una bolsa de plástico (esta vez sin agujeros) donde la niña hunde su cabecita.

Al poco encontramos dos camiones, uno larguísimo… “Parece que vamos a ir más despacio, niños”, digo, y luego para mí misma “oh, cielos, con lo poco que me gusta adelantar”. ePapá me mira divertido: “no es que vayan despacio”. Miro el velocímetro: voy a 90 km/h, el límite legal. En fracciones de segundo devuelvo la vista a la carretera y los camiones ya me sacan como un kilómetro de ventaja. Deben de ser de Ávila -y conocerse esto muy bien-. Así seguimos, tras los camiones, pasando por valles y barrancas. Han transcurrido tres minutos y eBichita emerge de la bolsa, compungida porque finalmente no la ha utilizado. Le hacemos una fiesta, no sea que su pena por el desuso derive en el efecto indeseado, y alguien (supongo que yo) exclama: “¡Mirad, molinos!”. Ante nosotros, los generadores eólicos que ya se divisaban hacía un rato, se yerguen enormes, con su fuste azulado y sus palas blancas girando imperceptiblemente. eHijo comenta lo evidente, “no se mueven”. eBichita nos reprocha “no son molinos, son gigantes”… En el silencio que sigue, durante el cual creo que ePapá comparte consternado su asombro mientras se pregunta quién ha tenido arrestos para leerle a Cervantes a la niña, pienso orgullosa “Quí hijota tengo, pero quí hijota”. Desde luego, de nosotros no lo ha sacado.

El periplo continúa, estamos llegando a la ciudad. Cuando al fin se divisa, y les advierto que lo que van a ver es, finalmente, Ávila, la expectación da paso a una especie de incredulidad . “¿Dónde está el águila?”. “Ávila, hijos, Ávila, no águila. La tenemos delante”. Siguen sin dar mucha validez a mi criterio, como desconfiando de mi aparente lucidez. Y es que acostumbrados al (para mí desolador) paisaje de entrada a una ciudad como Madrid, donde no está claro cuándo has llegado, y mucho menos si alguna vez conseguirás salir, ver una ciudad en su conjunto rodeada de paisajes y montañas, así, autolimitada, les genera una sensación de “incompletitud”. Tenemos que viajar más.

Bueeeeeno, pues ya estamos aquí. La muralla se hace esperar, puesto que tenemos que callejear aún por las afueras hasta estacionar en el interior de la ciudad. Llegado el momento, por fin la divisamos: “¡Mirad, chicos, ahí está la muralla! Veis como es Ávila?” Y ahí la sorpresa nos impide a todos mantener la compostura. El galimatías dentro del coche, lleno de expresivos eNanos, se genera espontáneamente. eBebote consulta de nuevo “¿dónde está el águila?” y luego advierte “no, ez un caztillo gande”. “No, cielo, es la muralla”. “No, un caztillo gande”. Esta batalla la tengo perdida. Mientras tanto, la guerra se ha desatado entre eHijo y eBichita, moderada por ePapá. eBichita ha comenzado a exclamar “¡hemos llegado a China!”, mientras su hermano mayor con cierta contención le recuerda que no, que es Ávila. “¡Es China!”, insiste eBichita, obcecada. Mientras aparcamos, intento hacerle entender que aunque las murallas famosas en todo el mundo suelen ubicarse en China, la riqueza cultural de nuestra tierra castellana nos permite disponer de un ejemplo en nuestras propias raíces, que desgraciadamente no se emplea con la frecuencia deseable de manera ejemplar en las narraciones y cuentos que…
Excuse me, could you help me?”, me interrumpe educadamente un oriental (muy probablemente un japonés, pero mis hijos aún no saben distinguir) que tiene problemas con el parquímetro.

Durante los siglos venideros, en los anales de la eFamilia, mi hija jurará haber viajado a China en coche aquella mañana soleada de Septiembre.

Porque además el amable japonés no viaja solo, con él va un grupo de unas cinco personas que como primer atractivo de la ciudad han encontrado una familia numerosa con tres niños de entre dos y cinco años. eHijo se los trae de calle con su “jelou” y su “baibai”, y periódicamente por las calles de Ávila podemos ver palos de selfie, ojos rasgados y oir el inconfundible “bye bye”. Cuando ya se van a ir (y nosotros a nuestro numerosamente familiar ritmo hemos tardado entre dos y cinco años en caminar cien metros), finalmente se atreven a solicitar una foto del más codiciado reclamo turístico del lugar: los eHijos. eMamá que está a lo suyo ni se entera, mientras ePapá rechaza la generosa propuesta. Me da penita. Parecían gente maja. Pero no entra en nuestra política de protección de datos ceder el copy right familiar, me recuerda ePapá. Lástima, igual nos podríamos ganar el sueldo como “fauna autóctona”.

A lo largo del día paseamos por la maravillosa Ávila viendo monumentos, plazas, fuentes, textos, yemas, toros de Guisando, un cerdo que pretender hacerse pasar por un toro de Guisando, iglesias, piedras y la muralla. Salimos y entramos al recinto amurallado varias veces durante la jornada, fascinando a eHijo que nos recuerda que quiere ver la muralla “por dentro”. Hacia media tarde, exhaustos y sedientos, decidimos hacer un paréntesis y descansar ante un refresco mientras los niños trotan por un jardín. O, más bien, creemos descansar hasta que empiezan a llovernos incómodas preguntas culturales que la soasada neurona disponible no sabe resolver: “Quién vivía en este castillo, ¿era un rey?” “No, hijo, aquí no había reyes, serían condes, o duques o… Bueno, y Santa Teresa, que era la patrona de mi cole y era de Ávila. Mira, la del cuadro.” “Entonces, ¿por qué hay un castillo?”, vuelven a la carga. “No es un castillo, sino una muralla”. “Quiero ver la muralla por dentro”...Oh cielos... Prometemos pasearles junto a la muralla (y ahí ePapá se explaya hablando de cañones y cosas que yo ignoro si alguna vez ha tenido esta encantadora ciudad, tan trascendente), para lo que tenemos que volver a salir por otro de los incontables accesos de la ciudad, que nos pilla en la otra punta (afortunadamente la contención de Ávila hará que esto nos lleve aproximadamente seis minutos). No han pasado diez segundos y nos cruzamos con una armadura (junto al cuadro de Santa Teresa, parte de la decoración del sitio)… eBebote se detiene, fascinado, se acerca mucho y exclama “¡Mira, el señor Chocolate!” No me da tiempo a reaccionar cuando vuelve a hablar, mientras hace una mueca divertida: “¡Le veo el calzoncillo!” Entre lágrimas de risa, desfilamos en comitiva por las estrechas, sinuosas y empedradas calles de la Ávila más antigua, hasta llegar a nuestro destino. Junto a la muralla comenzamos a caminar… a los tres minutos eHijo vuelve a exigir ver la muralla “por dentro”. ¡Pero si venimos de allí! “Por dentro”, indica, contrariado. Al fin se hace la luz… lo que eHijo desea por encima de todo es visitar la muralla en su perímetro transitable, desde arriba. eMamá mira las escaleras, mira la pared de piedra, mira las barandillas de protección allá en lo alto y mira de reojo al séquito vacilante que en esos momentos está haciendo equilibrios en una barandilla de un parque. La idea, atractivo turístico de los principales del lugar, se me antoja un deporte de riesgo peor que el puenting ése que evité mencionar horas atrás. Lenta y discretamente nos alejamos hasta que encontramos una pastelería donde aliviar las penas con un clásico, artesano y nada abulense donus de chocolate.

Llega el momento de volver a casa. Los eNanos se sientan remolones en el coche. ePapá y yo, nos acomodamos en los asientos delanteros deseando el relax de la carretera que tenemos por delante, agradecidos por el día fantástico y agotador que culmina atravesando el último arco, y sintiendo esta vez, como otras tantas -pero ésta especialmente-, que, efectivamente, nos ha tocado la china.


Todo, absolutamente todo, basado en un hecho real.

viernes, 19 de agosto de 2016

El joven Padrewan atrapa una eNeown


El joven Padrewan ha conseguido un lote nuevecito de Mumeballs para utilizar de manera inteligente en diversas circunstancias, y en una de ellas se aloja ya su primera PokeMum (conocida). Se trata de una eNeown, una PokeMum por la que me siento atraída. Como identificada, no sé. Aunque no me lo ha pedido, he estado curioseando aquí y allá para saber un poco cómo son las eNeowns, por si le facilita su cuidado y ¿”evoluciówn”?.

Investigando, he concluido que esta enigmática criatura se asocia a un número impreciso en la Mumedex. No se trata de una PokeMum legendaria a primera vista (ciertas características hacen pensar que es un tipo extremadamente raro) aunque de momento sólo se conoce la existencia documentada de dos especímenes. Uno lo atesora el joven Padrewan; el otro habita en estado de semilibertad y, aseguran, en ocasiones se ha avistado en las inmediaciones de una Mumeball de tamaño familiar.

El origen de las eNeowns parece estar asociado a una forma jeroglífica de expresión (su particular lenguaje arcano, denominado “eNeowngmático”), aunque no se sabe si existió antes la escritura y las eNeowns se especializaron en el tipo concreto, o fueron las eNeowns las que desarrollaron este tipo de lenguaje convenientemente adecuado a su personalidad.

Las características físicas de una eNeown estándar son contundentes: suelen ser PokeMums de tipo XL, compuestas de una esfera de alta densidad (conteniendo plomo u otro metal pesado en su interior), el cuerpo, y otra tangente a la anterior, ligeramente más pequeña y notablemente más ligera, que es la cabeza. Esta forma no es casual. La esfera supone para la eNeown su seña de identidad, por tratarse de la forma primordial y más armónica de la naturaleza. El punto de tangencia entre cabeza y cuerpo distingue, en gran medida, a los distintos individuos, cuya auténtica unicidad está asociada a los símbolos del ya mencionado lenguaje escrito enigmático, también conocido como “eNeowngmático”.
Por su especial constitución, una eNeown puede perder fácil y literalmente la cabeza debido al punto de tangencia. Habrá que poner un cuidado especial en vigilar esta zona cuando la PokeMum vive en la Mumeball, por si pudiera detectarse cierta debilidad. Si la pérdida sucede, debe ayudarse a la recuperación de la forma física primigenia, ya que, por sí solas, no son capaces de recomponerse.
En su cabeza destacan sus ojos, permanentemente abiertos. La eNeown, a diferencia de otras formas de vida a las que pudiera recordar, trata de ser inexpresiva y mentalmente impenetrable. De escasas palabras, aún es más parca en su expresión corporal. A solas, disfruta cantando. Dicen que cuando se juntan varias eNeowns, su canto compone su nombre.

Las eNeowns visten una sobria indumentaria, nunca llamativa: hakama negra con siete pliegues, kimono con discretos motivos naturales (casi imperceptibles) y, en un capricho y una concesión a su lado más “Mum”, algún adorno verde -siempre a juego con la naturaleza-. Intentando mantenerla desapercibida, incluyen de manera discreta y minimalista su seña de identidad, la AZ de las eNeowns -que consiguen cuando llegan a su madurez intelectual-, para recordar que su mejor arma y su mejor defensa es la literatura escrita. Suelen dejarse el pelo largo y disfrutan peinándose con el viento.
Su movimiento natural es la rotación. Pueden rodar grandes distancias.
De alimentación desconocida, se sabe que resulta altamente eficiente para mantener su masa corporal.

Estas PokeMums viven y se desarrollan en plenitud en medio de la naturaleza, prefiriendo siempre habitar entornos umbríos y solitarios en pleno bosque, cercanos a las montañas y con clara predilección por los escondites en las rocas de granito, donde se las puede divisar cuando cae el sol y más especialmente las noches de luna nueva, pues gustan de salir a admirar el cielo estrellado.

Las eNeowns no se pueden conseguir incubando ningún huevo. Tampoco tienen evolución posible, ni pueden alterar voluntariamente su forma para imitar a otras eNeowns.

Las eNeowns son unas PokeMums extremadamente raras que residen en su propia dimensión y rara vez se aventuran fuera” (extracto de la Mumepedia). Cuando visitan el mundo PokeMum, tienden a mimetizarse con las paredes, especialmente de piedra, o agruparse con otras eNeowns.
Dicen que las distintas eNeowns están mentalmente unidas entre sí, y se mueven de forma conjunta. Que nacieron todas a un tiempo y su conexión mental es inquebrantable. Por tanto, es muy posible que la eNeown del joven Padrewan permanezca unida a esa otra que se menciona en las leyendas. Cuando se unen en manada, son capaces de atraer y acumular energía. Además, tienen la capacidad de distorsionar la realidad a voluntad (es una de las habilidades de su tipo).
Las eNeowns, no obstante, son todas únicas en su diversidad.

Según los datos de la Mumedex, las eNeowns son PokeMums de tipo “sopíquico”. Sus habilidades psíquicas se desarrollan hasta alterar la percepción de la realidad de aquellos que se aproximan (en diversas formas, dependiendo de la personalidad del observador… unos perciben peligro, incomodidad y otras sensaciones desagradables que les hacen huir de la zona de influencia, mientras otros refieren una experiencia agradable, positiva e incluso deseable… muchos observadores, no obstante, no tienen capacidad para percibir los cambios sutiles de su entorno y no pueden captar la presencia de una eNeown).
Se ha referido un único caso en que una eNeown ha hablado con un entrenador en los términos “la respuesta es SOPA”. Posteriormente se ha comprobado que cuando la eNeown desarrolla un estado mental extremo, ya sea por tensión, euforia, tristeza o miedo, puede reaccionar emitiendo su sonido de alerta: “Sopa”. La emisión de sopas puede considerarse un síntoma de confianza. Una eNeown se captura con mayor facilidad cuantas más sopas haya dedicado a un mismo entrenador.

Esta especie no parece estar habituada a los combates entre PokeMums, ya que sus puntos de combate son indefinidos, y están escritos en el idioma eNeowngmático. Quizás porque los únicos combates que es capaz de mantener una PokeMum sopíquica sean de lenguaje. Como puntos de “vida” (o salud, PS), al joven Padrewan le ha tocado una de 36. No sé si es mucho o poco, creo que para una PokeMum está bastante bien.

Como ya se ha dicho, las eNeowns suele vivir pegadas a las paredes y comunicarse telepáticamente entre sí. En la mayoría de las situaciones también tratan de comunicarse telepáticamente con el resto de su entorno, desde su posición próxima a los rincones y muros, buscando estar protegidas y alejadas de probables eNeownmigos. Cuando este comportamiento es inevitable, salen de su letargo y se relacionan de la forma más normal posible, mientras consideran la opción de lanzar alguno de sus ataques. En general, estos ataques son escasos y muy estudiados. El ataque más lento, y menos efectivo, de una eNeown, es el conocido como “texto eNédito”. Cuando una eNeown emite de forma audible o telepática una sopa, es muy probable que en un intervalo a priori desconocido genere un ataque de este tipo. Suele necesitar tiempo de maduración, en alguna ocasión ha precisado incluso preparación y documentación. El ataque más lento del que se tienen noticias necesitó cuatro años de puesta a punto. Una vez emitido, la eNeown tratará de asegurarse de que el ataque llegue a su objetivo. Será un texto afilado, cargado de la mejor característica de la personalidad eNeown: la ironía. Empleada como arma de doble filo, la ironía podrá dirigirse a los amigos más queridos o a los más acérrimos enemigos. Incluso un mismo ataque se puede dirigir simultáneamente a ambos, fortaleciendo la amistad y declarando abiertamente la guerra a los detractores.

El ataque más efectivo y más rápido, a veces mortífero y casi siempre emitido en cuestión de segundos, es el Susto ComeNeowntario. Con el estímulo necesario, un momento de debilidad, felicidad o tensión se traduce en una respuesta generada de manera casi automática con una fuerte carga de sinceridad, en ocasiones acompañada de ironía. Nuevamente, puede dirigirse a amigos o enemigos (a estos últimos se dedica mayormente la carga irónica). Si el ataque se lanza por escrito, es mucho más probable que resulte dañino. Lamentablemente para estas PokeMums, tanto para amigos como enemigos, este tipo de ataque suele debilitar a quien lo recibe. Por tanto, las eNeowns tratan de controlar los efectos sobre sujetos amigos realizando preavisos cuando les es posible (literatura escrita), perdiendo efectividad a cambio de minimizar los daños.
Es importante destacar que una eNeown sólo lanza un ataque si considera un éxito altamente probable, por lo que su efectividad es muy elevada.

Si se desea fortalecer los ataques de una eNeown, siempre teniendo en cuenta que afectan a todos a su alrededor y que raramente pueden concentrarse en una sola entidad, deben realizarse críticas constructivas. Las críticas destructivas suponen un punto de debilidad de las PokeMum eNeown, que se retraen temporalmente (en intervalos diferentes, en función de la intensidad del ataque). Basándose en la premisa de que “la mejor defensa es un buen ataque”, este tipo de críticas también fortalece la potencia de los siguientes ataques eNeown, aunque puede derivar en una excesiva concentración en ataques únicos de tipo “texto eNédito”, en detrimento de la frecuencia e intensidad de emisión de los mismos. De manera ocasional, una crítica destructiva anula ciertos componentes en la personalidad eNeown de difícil o nula recuperación. Sólo entrenadores habituados al trato con su PokeMum y gran experiencia pueden llegar a detectar y resolver estos conflictos internos, ya que es algo muy arraigado en la tipología sopíquica.

Cuidados especiales:

De exterior alarmantente frágil, es en parte soluble en contacto con el agua y mayor y peligrosamente en acetona. Deformable con calor y bajo presión, hay que atender las condiciones vitales de la Mumeball.

Dosificar el contacto con PokeMums en estado salvaje. Las eNeowns pueden sentirse incómodas y tratar de confundirse con el entorno, aunque de manera general su interacción es inofensiva, sin efectos perjudiciales y con generación de sopas de baja intensidad. Es conveniente vigilar este aspecto, por si sufre cambios repentinos. Se desconoce si la interacción en gimnasios PokeMum afecta a los puntos de combate, ya que permanecen siempre indeterminados. Será necesario fijarse en el crecimiento (lento) de la escala.

Para asegurar el buen estado físico y mental de estas PokeMums es muy adecuado dejarlas salir de la Muméball sobre todo en entornos naturales y en noches estrelladas, en zonas próximas a las rocas. También en días de viento o tormenta, pues favorece el mantenimiento de la sintonía o coeNeownxión. Estos cuidados deben proporcionarse con una frecuencia cercana a la semana, cuanta mayor sea la frecuencia más fuertes serán los puntos de salud, que crecen de año en año de manera independiente a cualquier otro factor.

Bien conservadas, resultan PokeMums extremadamente leales. 




jueves, 11 de agosto de 2016

eBebote se cae de la cama



A las 5 de la mañana eBebote se ha caído de la cama. eMamá dormía plácida e inconscientemente cuando un golpe contra las baldosas, un golpe aparatoso, ha irrumpido en el silencio de la madrugada. Preocupada por el estado general del niño, he salido disparada con ese resorte que sólo las que somos madres tenemos. “Luz, una luz, pero dónde habrá una luz, no veo nada”, en un enanosegundo de esos míos he encontrado el móvil (otro instinto maternal híperdesarrollado, cuando lo busco porque suena a horas imprecisas, o por situar mi horizonte temporal en medio de la noche, la mesilla se vuelve enorme y el teléfono un infinitésimo. Pero por mi niño, no. Por mi niño tengo una puntería certera e inmediata) y lo he arrojado al otro extremo de la habitación (ha debido de ser por tanto Juego Olímpico este año -de salón, porque es el deporte de moda para mí en los últimos taytantos años… desde que nació eHijo, con su aplicación directa de la teoría de la relatividad incluida-). Como digo, tras practicar los tres metros lisos de móvil “libre” y recuperarlo, he salido disparada, al fin, a buscar a eBebote, que gemía en la habitación contigua. No muy alto. Ni con mucha pena. Todo ha pasado ante mis ojos increíblemente despacio, como en otra dimensión: ePapá durmiendo imperturbable (pero,¿¡cómo!?, ¿no lo ha notado? Si la vibración se ha transmitido por el suelo, ¿cómo no se ha dado cuenta?), ePapá reaccionando al verme pasar como una exhalación, yo misma teletransportándome de una estancia a la otra (no tengo noción de haber atravesado las correspondientes puertas, ni magulladoras al efecto, ni una factura de carpintería pendiente)…


Al fin estoy ahí, en su habitación. Perpleja, compruebo que el suelo está intacto y vacío. En ese momento no soy consciente, pero la auténtica amplitud del concepto “estos niños son de goma” se abre a mis ojos ante esas baldosas de gres de la época en la que yo tenía la edad de eHijo y la construcción de la casa se llevaba a cabo con una dudosa elección de material para los suelos. No hay estancia donde no haya una loseta resquebrajada (era la calidad estándar para el albañil popular del pueblo; eMamá tenía familiares con suelos similares, rojizos y chuchurríos, hace, por lo menos, más de veinte años). Todas las habitaciones, como digo, tienen taras en los suelos. Grietas, agujeros, pequeñas demoliciones. Todas menos el reducto galo del dormitorio de los niños, heredado de la que fuera un día una niña, su madre. El suelo sigue ahí, intacto, pero yo no me doy cuenta. En las camas permanecen, también intactos y dormidos, eHijo y eBichita (habrán salido al padre). Ajenos a la tormenta desatada por la caída libre de su hermano, respiran tranquilos y felices en sus sueños infantiles. La tortuga gigantesca que custodia sus pies y sus tortazos yace espatarrada en el suelo. Pero de eBebote ni rastro. Sigo con mi mente alerta y entumecida sus gemidos. Al fin, lo diviso en el armario. Con esa mitad costumbre mitad necesidad de dejar una hoja del armario abierta (porque en una concentración de mentes creativas de ésas que tienen lugar cuando en una casa hay por lo menos cinco niños de por lo menos cuatro años o menos, los mismos que perdieron una cafetera de 30 centímetros, extraviaron las llaves de todos los armarios. Afortunadamente, una volvió a aparecer. Aún más afortunadamente sólo hay dos armarios -la otra no ha sobrevivido para contarlo-)... Como decía, “con esa mitad necesidad mitad costumbre de encontrar una hoja del armario abierta”, descubro a eBebote echándole la bronca de su vida a la cajonera de la ropa, su llanto monocorde dirigido a lo más denso y alejado de la cama que ha podido encontrar, el agujero negro donde llegan, atraídos, todos los cuerpos y objetos que una no sabe dónde guardar en este reducto de integridad “pavimentosa” que es su habitación. Me agacho y le abrazo, salvándolo de caer en ese sumidero de materia aleatoria en que se convierten todos los armarios hambrientos. Como en un refugio, eBebote se acomoda en eMamá y dice bajito y lastimero “me he caído”, y sigue “mnnnnnnnn, mnnnnnnnn”. Guiño un ojo al viejo y conocido armario de mi infancia, inofensivo, y eBebote se acurruca en mi regazo. Aún es temprano. Durmamos algo.

domingo, 7 de agosto de 2016

El teorema de TwinBro


1.Quién es TwinBro

Dicen que los amigos son la familia que uno elige. TwinBro es uno estos pocos escogidos, por eso lo de “Bro”. Desde nuestra primera conversación descubrimos que, si el universo se organizase según ciertas peculiaridades, los dos caeríamos “en la misma saca” (nosotros, y quizás algunos más, pero no haría falta mucho espacio). De ahí lo de “Twin”. Cosas de la vida y de la “twinidad” (“gemelitud”, en castellano purista e igualmente inventado), resulta que además compartimos algunos espacios comunes. Aunque en época estival los avistamientos son raros, durante el año lectivo las actividades del colectivo de los eHijos nos vienen afectando mutuamente.




2.El teorema


TwinBro tiene una teoría de enunciado irrechazable pero formulación complicada, lo que vengo denominando “el teorema de TwinBro”. No está claro aún que pueda existir una ecuación que transcriba su afirmación, por lo que he decidido intentar la demostración de forma empírica. Así, a priori, no tengo claro el resultado.

Enunciado del teorema de TwinBro: “Tengo un imán para las locas”.
Corolario: “Mi imán funciona que te cagas”.


3. Dos formas de abordar la demostración



Esta afirmación está afectada por dos formulaciones físicas diferentes (aunque, por la “Teoría de los Súpercuerdos”, sabemos actualmente que ambas son manifestaciones de los mismos fenómenos, aplicados en un caso a la materia y en otro caso a la energía).
Por un lado, entra en juego lo que se conoce como elocotromajaretismo, parte de la física que se refiere a la atracción de los campos majaréticos sobre las locas. Por otro, la afirmación también se ve afectada por las leyes de la locodinámica, que afecta implícitamente a la dinámica de las locas.
Por tanto, para abordar la demostración del teorema de TwinBro, habrá que abarcar ambos campos de la física, demostrando que ambos argumentos no se contradicen, y que pueden integrarse ambos dentro de la Teoría de los Súpercuerdos.


4. Teoría eMamista

Según la teoría eMamista, la clasificación de las personas entre cuerdos y locos es una ilusión ficticia generada por la mente humana con el afán de entender de manera positiva la ausencia de comportamientos inherentemente “extraños”.

eMamá sostiene que hay cuatro tipos de locos, a saber: locos de pensamiento, de palabra, de obra y por omisión (este último grupo es el de los vulgarmente conocidos como ”cuerdos”). Dentro de los tres primeros grupos existe una graduación, en función del alcance del comportamiento considerado “anormal”.


Tipo 1: los locos de pensamiento tienen ideas locas, pero que nunca expresan.


Tipo 2: en un segundo nivel, los locos de palabra llegan a expresar sus ideas con palabras, consiguiendo cierta represión social a cambio, que inhibe las pretensiones locas, generando en el individuo la sensación de no encajar y, en estadios avanzados, la supresión de esta expresión.

Tipo 3: por último están los locos de obra, o locos auténticos (por supuesto, caben graduaciones también dentro de este nivel). Son aquellas personas que piensan locuras, expresan locuras y, en última instancia, llevan a cabo locuras. Según eMamá, este tipo de personas son las que aportan a la vida una mayor emoción y alegría sustancial, siendo deseable un equilibrio entre estos seres y el resto de sus congéneres, para hacer la realidad de la vida más emocionante. Sin embargo, las connotaciones de la palabra “locura” son intrínsecamente tan negativas en nuestra sociedad, que los auténticos locos tienden a aislarse socialmente para, eventualmente, contactar con otros locos auténticamente únicos. Excepcionalmente se pueden ver auténticos locos haciendo locuras en sociedad.

Tipo 0: nos referimos aquí a un modo degradado de locura, también denominado “cordura”. Este concepto está ampliamente extendido y es el comúnmente aceptado bajo el apelativo de “normalidad”. Consiste en la omisión de toda rareza que pudiera calificarse como locura, a fin de encajar en sociedad. Es una forma evolucionada del instinto de supervivencia del ser humano. No obstante, no se trata de auténticos cuerdos.

Los auténticos cuerdos, término al que hace constante referencia este estudio, son aquellos seres que, englobados en cualquier de las tipologías de la teoría eMamista, son capaces de desarrollar sus capacidades y habilidades siendo coherentes con su propia, personal y especial forma de ser, sin coartar el crecimiento propio o ajeno bajo artificios socialmente establecidos sin cuestionar previamente la validez y justificación de los mismos.  


5. Axiomas e hipótesis iniciales

Axiomas:
  • Considerando que TwinBro y eMamá tienen grados de locura similares, la relatividad del término “cordura” está asociada a locos del tipo 3 que expresan su normalidad en modos poco comunes de actuación y relación social.
  • TwinBro es psicólogo.

Hipótesis:
  • las locas atraídas por TwinBro suponen un colectivo mixto de los tres primeros tipos de locura enunciados en la teoría de eMamá, siempre entendidos desde el concepto menos favorable.
  •  Se considera el sistema TwinBro, a los efectos de esta demostración, como un cuerdo, extendiendo este concepto a locura activa positiva (véase el punto 4, “teoría eMamista”).


6. Perspectiva elocotromajarética

Todos los seres humanos estamos compuestos de partículas contenedoras de potencial locura, también denominadas locotrones, que en general se orientan dentro de la psique de manera aleatoria, configurando un ser humano en apariencia normal (lo que se conoce como “cuerdo”, o loco Tipo 0). Cabe señalar que recientes descubrimientos del experto Joven Padrewan en línea con la teoría eMamista describen la normalidad imperante como una moda externa impuesta al comportamiento colectivo (“convencionalismo”), definiendo los términos de la auténtica “normalidad” como una anormalidad personal desarrollada por individuos particulares fuera del seno de lo socialmente aceptable.

Pues bien, cuando los locotrones, esas partículas mentales elementales, están orientadas, ya sea naturalmente o de manera artificial, en una misma dirección, influyen de manera colectiva en el comportamiento del individuo, convirtiéndolo en lo que se conoce como imán. Un imán se compone de dos polos, el polo cuerdo y el polo loco. Los efectos en el entorno de un imán se traducen en una perturbación del espacio que los rodea, originando un campo majarético. Este campo se hace visible cuando actúa sobre un agente de prueba, también conocido como “loca”, sobre la que ejercerá una fuerza siempre y cuando la loca esté en movimiento (los campos majaréticos no influyen sobre locas en reposo), ya que la influencia se nota sobre la trayectoria descrita por la loca. Físicamente, la trayectoria de una loca en el seno del campo majarético se verá modificada de manera que se cumpla la archiconocida ley básica “los polos opuestos se atraen”, por lo que tenderá a acercarse a un polo cuerdo (TwinBro). La dirección que tomará la loca entonces cumple una ecuación (para una loca libre, Fuerza de Loquenz) del tipo:


F= q·V·TB ·senθ


donde

F es la fuerza de atracción sobre la loca
q es la cantidad (carga)de locura


V es la velocidad con que la loca entra en el ámbito de actuación de TwinBro
TB es la intensidad del campo majarético generado por TwinBro
y senθ es autoexplicativo. Porque la atracción también es una cuestión de senos, muchas veces.

Partiendo del hecho empírico de que las locas en movimiento que entran en el entorno de TwinBro se sienten atraídas hacia él, de acuerdo a todo lo expuesto anteriormente, podría deducirse que TwinBro actúa como un imán, generando un campo majarético. De no ser así, las locas deberían seguir su trayectoria rectilínea y uniforme. Cabe preguntarse si las locas de la demostración no serían una minoría de locas que impactan contra TwinBro por encontrarse éste en su camino. No obstante, si fuera éste el caso, deberían existir un igual número de cuerdas en el camino de TwinBro que deberían ser repelidas con igual intensidad por el polo cuerdo. De este comportamiento el sujeto referencia casos en reuniones y eventos del tipo “cumpleaños infantiles”, “recogidas de alumnos” y “grupo de Guasap”. No obstante, se desconoce el grado de cordura eMamista de los casos enumerados, por lo que desde el punto de vista elocotromajarético, es necesario abundar en el comportamiento de cargas e imanes antes de hacer una afirmación.

Para acabar de completar la demostración, cuando un elemento conductor (quiere esto decir que está lleno de locas) se mueve a través de un campo majarético, se genera sobre dicho conductor una fuerza elocotromotriz inducida, también denominada FEM (una forma de tensión), según la formulación:

FEM=TBro

donde
TB vuelve a ser la intensidad del campo majarético
r es la rapidez con que se mueve el conductor
o es la ocupación, en unidades de longitud, del conductor en el campo

Y aquí es donde la demostración queda completamente cerrada, puesto que TwinBro es un generador FEM en su estado más puro. Y si FEM no es nulo, como es el caso, es que el campo majarético existe, por lo que el elemento TwinBro se trata de un claro caso de imán para las locas.



7. Perspectiva locodinámica

Para acotar las condiciones de contorno de aplicación de la demostración, supondremos que TwinBro y su entorno próximo se comportan como un sistema cerrado, donde la cantidad de cordura va a mantenerse (más o menos) constante en el tiempo. Según expresa la ley de conservación de la cordura, “la cordura ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Cualquier persona que forma parte de este sistema sólo puede intercambiar cordura, nunca generarla. No obstante, está demostrado por la popular ley de la degradación de la cordura, que la cordura se degrada, convirtiéndose en otras formas de cordura que pueden resultar menos eficientes.

La locura, entendida como una forma entrópica de la cordura, es una manifestación de la cantidad de cordura degradada.

El segundo principio de la locodinámica afirma que la cantidad de locura (entendida como una forma degradada de la cordura) del universo tiende a incrementarse con el tiempo, por lo que en cualquier sistema todo va a tender a un estado en que la generación de locura sea la máxima posible. Por tanto, la detección de un cuerdo por parte de una loca hará que ésta desarrolle una atracción desmedida por el cuerdo, a fin de generar en él un estado de enloquecimiento progresivo que contribuya a la locura máxima del universo. Afirmación demostrada.



8. Conclusión

Puede considerarse la hipótesis de TwinBro (con corolario) favorablemente contrastada.

CQD










domingo, 31 de julio de 2016

Invitación de Quintupleaños

Como viene siendo habitual en estas fechas, eHijo y eFamilia tenemos el gusto de invitaros a una nueva edición de fiesta de cumpleaños, este año bajo la denominación de “Quintupleaños”.

La fecha seleccionada para el evento ha resultado ser el 13 de agosto, sábado, operación puente para algunos (lo que ponemos en vuestro conocimiento para prevenir atascos y otras circunstancias).

Queremos recordaros los detalles imprescindibles, ya que en esta edición contaremos con invitados de nuevo cuño, ¡¡bienvenidos!!

1.- Podéis venir con niños o sin ellos, no son imprescindibles, sí bienvenidos. eMamá también tiene algo, o mucho, de niña y disfruta de sus amigos tanto como eHijo con los propios.

2.- Organizaremos una comida-merienda-lo que surja, hasta que el cuerpo aguante. Suelen aguantar más los cuerpos pequeños, inexplicablemente. Os recomiendo decidir quién de los asistentes (con uno por familia basta) va a marcar la resistencia de todo su equipo/familia. Los unipersonales podéis aliaros por facciones.

3.-La hora estimada de comienzo está fijada como “la hora a la que eBebote empieza a robar comida de donde la encuentre”. Esto viene siendo más bien temprano, así que por ser condescendientes fijaremos las 13:00h para los madrugadores (os tocará colaborar, me temo, en preparativos). Y las 13:01 para el resto. No obstante, está pendiente un viaje relámpago fiestuqui-Madrid-fiestuqui perpetrado por eMamá para recoger eAbuelitas con las cestitas. Por si los lobos, podemos respetar la tradición y esperar a los rezagados en torno a las 14:00h. Más allá, no respondo de las croquetas ni de las tortillas.

4.- Disponemos de amplio aparcamiento interior (a la muralla) y exterior. La organización de la cola será FILO (First In Last Out). Hay una reducida zona de sombra, por lo que os recomiendo no tentar a la suerte intentando llegar en el momento preciso. También hay un arbusto espinoso en la acera de enfrente que proporciona reconfortante fresco. A negociar con el vecino. Al que venga en caballo, pasto disponible (tenía que escribirlo, o reviento).

5.- No pienso organizar juegos especiales, como nunca lo hago.

6.- Los niños y no tan niños podremos trotar por el entorno a nuestras anchas (yo más por ser más ancha). Sentíos libres. Se ruega no ingerir las plantas, especialmente las empaquetadas en macetas, insertadas en surcos o rodeadas de alcorques. Suelen ser por las que se siento más aprecio. El riego por goteo es opcional, kit desmontable.

7.- Se recuerda a los asistentes que ESTO es el campo, por tanto encontraréis:
  • mosquitos, avispas, hormigas, arañas… Algunos comestibles, otros no. Ante la duda, consultar con eBebote.
  • Plantas, arbustos, árboles… En concreto algunos tienen espinas, como los rosales, los cactus, los cardos y las eMamás cabreadas (estado por confirmar en función del desarrollo del día, no se espera que suceda pero podría darse el caso- en conjunción con otros residentes que habitan los lugares-, mejor id avisados).
  • Curvas. Estamos en zona de montaña. Vivimos al otro lado de uno o dos puertos. Vomitar antes de comer es una práctica poco recomendada para abrir el apetito. Para más referencias, eBichita.
  • Pokemons. Lamentablemente, pocos o ninguno. O quizás sí...
  • Pekemons: 3 mínimo.
  • Telarañas: en abundancia. Las más tétricas se encuentran en el descansillo de la segunda planta y en la esquina del dormitorio principal, sobre la cabeza de eMamá mientras duerme. A solicitud, se harán visitas guiadas.
  • Arena: en el arenero. El resto, tierra y piedras, acompañadas de hierbajos secos.
  • Sol: mucho, entre el orto y el ocaso.


8.- No se aceptarán regalos, por cuestiones de espacio, de minimalismo, de falta de necesidad y de respeto mutuo. Si alguien se siente incómodo o perentoriamente obligado a hacer un regalo, que se abstenga o se llevará de casa un número exponencialmente proporcionado (en potencias de dos) de objetos diversos. Es decir, si traes un regalo te llevas dos; si traes dos regalos, te llevas dos elevado al cuadrado (cuatro); si traes tres regalos, te daré el cubo… y así sucesivamente. Entre los ítems a repartir entre invitados díscolos se cuentan una lavadora (funcionando), un escritorio de madera de 50 Kg, unas cadenas textiles para coche, dos cunas, tres bases de lámpara, como diez cajas de libros y una estampita. Ahí queda eso.

Como excepción, se aceptan creaciones personales. Si eres creativ@, sabes por qué lo digo. Si no lo eres, descansa y disfruta.

9.- Si alguien quiere pintar paredes, dispondremos de tizas de colores y paredes de 40m de longitud al efecto para niñ@s y mayores (tengo Fem en que suceda, “U know”). U otros materiales decorativos que se os puedan ocurrir.

10.- Ubicación: importante, no seguir la dirección del GPS. Nunca ha funcionado. Es mejor la intuición y, en su defecto, solicitar directrices a los cumplenautas. Se facilitará plano de la búsqueda del tesoro. La puerta estará marcada con una X.

11.- Zonas de baño: disponible piscina de tubos de 3 metros de diámetro y profundidad de 60 cm (un eBebote menos una cabeza de hondo). Se sortearán plazas en primera fila para ver la interacción infantil en el acuoliseo. Los demás afortunados, podremos esperar a la sombra tomando salmorejo, zumo de naranja o un descanso, a elegir.

12.- Zonas de juego: casita de madera en estado semióptimo (experimentalmente reconvertida en casita del interror, por su alta concentración de octópodos textiles en las aristas ocultas), estructura tubular para la trepa, parcela semisalvaje y arenero hexagonal bajo árbol sin hojas. Herramientas diversas, carretilla y tractor. Para intrépidos, escalada por talud sobre piedra de musgo. Para amantes del riesgo, escondite de juguetes en buhardilla a 38º. Para padres de amantes del riesgo, sauna seca en buhardilla a 38º.

13.- Confirmación de asistencia: deseable.

14.- Asistencia técnica: puesto que entre invitados y residentes contabilizo más de 30, a razón de 23 plazas sentado (sin contar sobre vehículos de motor) disponibles en la finca, ascendiendo a 29 si sumamos taburetes de pintor y escaños rústicos chungos de mover, si alguien tiene una silla plegable, que se la traiga por si acaso. Si alguien conoce a Superman, que se lo traiga también.

15.- Facilidades: cuna de viaje con colchón, moisés, sillita infantil, hamaquita. Portabebés, saquito de dormir para invierno. Microondas, cocina completamente equipada. Seis plazas de hotel (dos reservadas) para los más transgresores que no quieran (o no puedan) volver a casa (sin contar cuna y moisés). Amenities incluidas, excepto champú y acondicionador, que no me acordé de comprar.

Con todo esto, creo que podéis haceros una idea bastante clara de lo que encontraréis en la fiesta. Y quizás algunas sorpresas inesperadas, ya se verá. Si necesitáis más información, estamos en contacto.

Sólo añadir que he enumerado a eHijo, uno por uno, todos los invitados a su fiesta. Y, uno por uno, se ha sentido feliz de poder recibiros en casa. Y eMamá también.

¡¡Os esperamos!!