lunes, 24 de febrero de 2014

Vivir juntos, parir solos

Hace ya una buena temporada que la eFamilia dejó de dar noticias, y hoy retomo la costumbre mientras nuestro eHijo deambula por el hospital en busca de juguetes.
Todos estos meses apenas sí pueden resumirse, así que no lo haré. Voy al grano, y por desahogarme. eMbrión está a punto de convertirse en eBebito (o eBebote, según tamaño de salida), así que eMamá está en reposo para evitar que escape antes del viernes, que a la sazón es día 28 y se celebra el día de las enfermedades raras. Me gusta todo de ese día, salvo que está muy lejos aún.
Entretanto, eBebita está ajena a la suerte familiar desde hace tres días, en los que ha aprendido a corretear e ignorar a sus progenitores (o es mi sino o el instinto de supervivencia, lo mismo sucedió con eHijo cuando nació ella).
eBebé mayor, en vista de la que se le viene encima, decidió cocinarse en agua hirviendo el pasado sábado, y ahora vive en el hospital (y aquí seguirá en los próximos días). ePapá está dando salida a su acopio personal de aplomo y vive también en el hospital, atendiendo las necesidades de eHijo y pendiente de que, el día menos pensado, salga eMbrión.
Y eMamá hace un reposo raro, que consiste en pasar el día vegetando en un cómodo sofá de hospital infantil (y no es ironía, resulta cómodo de verdad, aunque nadie se lo crea) y la noche quieta como una estatua de sal por miedo a romper aguas en la soledad de nuestra casa. Y eso en una embarazada de 36 semanas debo decir que tiene mucho mérito :) (y si no, hagamos un test sobre el número normal de visitas al excusado). Vamos, que voy de valiente (mentiraaaa) y estoy convencida de que a mi tercer parto me voy sola. Yo, y mis circunstancias (como que se estropee el móvil la semana antes, que el sustituto también falle, que los familiares más próximos se lesionen una pierna...) nos vamos a poner a parir cualquier noche, y sólo espero que no haga falta que nadie más se entere. Eso sí, esta peculiar situación ha sacado de nosotros la visión optimista de la vida que hace apenas cinco días no tenía.